viernes, 10 de junio de 2011

Los juicios a los antisistema

Cuando hablamos de juicios, delitos, victimas y victimarios, una especie de empatía natural, casi siempre nos sitúa en un mismo lado de la moneda. En el lado que empatiza con la persona asaltada, y no con el ladrón, en la victima y no en el victimario, como si no fuesen caras de una misma moneda. 

Así olvidamos los derechos fundamentales, olvidamos la presuncion de inocencia, o el simple hecho que por ser condenado lo unico que se pierde es la libertad, y no el derecho a la vida, la dignidad, el trato justo (justo no es benebolo, es simplemente proporcional al delito cometido), etc.

Es mas, olvidamos que la cárcel es un mal menor, y su existencia implica una injusticia relativa, al privar de libertad a un ser humano, supuestamente bajo un fin reformativo (no de venganza), por actos cometidos por una formación dada en un contexto que es responsabilidad de todos. Olvidamos al fin, que el "delincuente" es un subproducto del sistema en que vivimos, que no se genera espontáneamente, si no que es resultado de la alienación social, la inequidad y la miseria que genera el sistema socio economico en su conjunto, sustentado por el Estado (como garante del sistema), y por nosotros (como ciudadanos que avalamos al Estado), haciéndonos a todos responsables indirectos de cada crimen cometido.

Pero, de tanto en tanto, ocurren injusticias mayores a las que estamos acostumbrados, y aun en nuestra ceguera implícita, nos molestamos (no nos alcanza para indignación, o si no saldríamos a las calles). Tal vez porque aparecen injusticias que son tan evidentes y preocupantes, que rompen el ciclo natural y nos hacen sentir empatía con los supuestos victimarios, o tal vez por que bajo las condiciones impuestas, cualquiera de nosotros podría ser considerado como tal.

Así, estamos hoy con el juicio a los comuneros mapuche y el juicio a los okupa. Nos molestamos por que no son justos. Por que son acusados sin evidencias reales, por que hay testigos ocultos, y por que existe una ley anti terrorista que genera distorsión en las penas y persecución ideológicaPersecución ideológica por que si incendias una micro por que perdió el Colo eres lumpen arriesgas 5 años, pero si incendias un granero por que te usurparon tus tierras ancestrales eres terrorista, y te vas preso por 30 años y un día


Encontramos en estos hechos una injusticia evidente, pero creo que nos quedamos cortos en nuestro concepto de justicia social. Es que respetamos la presunción de inocencia, y tal vez por eso, por creerlos inocentes, defendemos a los mapuches y okupas procesados en estas causas. Por que si después de todo, fuesen culpables. Si tuviesen un juicio "correcto", y se demostrara con pruebas fehacientes su culpabilidad, con un proceso y una condena "ajustados a derecho", ¿eso estaría bien?, ¿Lo creeríamos justo?. Probablemente la pensaría que si. 


Acaso el que las imputaciones fueran verdaderas, ¿haría su causa menos justa?. No justifico la violencia, la  rechazo, pero creo que una vez mas estaríamos ante la injusticia implícita en evaluar y repudiar la violencia de una sola de las caras de la moneda. La violencia del Mapuche que incendia un granero, pero no la del terrateniente que esta usurpando tierras ancestrales de toda una cultura. La violencia del "anarko" que pone una bomba de ruido (donde vale recordar que las única personas heridas o muertas han sido de ellos mismos en intentos fallidos), y no la violencia del sistema con nosotros mismos, violencia que los convierte simplemente en una sintomatización del mal social que vivimos. ¿O es que acaso no son, en ambos casos, una versión extrema y violenta del descontento que todos nosotros sentimos? ¿Acaso no son sus acciones una reacción al mismo mal que sufrimos, solo que canalizada a la ira y el descontrol?


Si queremos terminar con la violencia, eso no se logrará con mas violencia. No se logrará agrediendo a un paco en una marcha, ni reprimiendo manifestaciones a punta de guanaco. No se logrará desalojando liceos en toma, ni pegandole un pape a Lavin. No se logrará criminalizando al anti-sistema.


Creo que la verdadera paz social, llega solo con justicia social. Y para eso necesitamos, ojalá pacíficamente, retomar el poder ciudadano y reconquistar la política de quienes la tienen secuestrada, y optar a cambiar el sistema criminal que nos regula, por uno que busque el bien común por sobre todo.

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